Segundo capítulo: El portal

Hace muchos años, en un planeta llamado Kuxus, un brujo seguía a un tipo de aves que vivían en la más alta de las montañas. Una vez allí descubrió en una cueva, un portal que llevaba a otro mundo; la Tierra. A raíz de ese descubrimiento, el brujo dedicó su vida a buscar más portales como aquel. Encontró alrededor de ochos portales, y cada uno llevaba a un planeta distinto. Como en su mundo había portales, el brujo supuso que también habrían en otros planetas, así que se fue a la Tierra a seguir buscando. Pero, Rafusen, un noble de su planeta aprovechó ese momento para hacerse con los portales y con sus planetas. Pero, el único que no consiguió encontrar y hacerse con él fue el de la Tierra, debido a su difícil acceso y a que un grupo de rebeldes trataba de impedir todos sus intentos.
Hoy en día con Ariadna, la nieta de este brujo, protegiendo el portal desde la Tierra, y los rebeldes desde Kuxus, hacen frente como pueden a la tiranía de Rafusen.
Ariadna paseaba con tranquilidad por el bosque.
Sabía que desde hacía diez minutos la seguían, para averiguar donde se encontraba el portal, pero ella no estaba dispuesta a arriesgarse. Por eso los conducía a otro lugar, donde poder acabar con ellos.
Se paró y echó mano a la empuñadura de la espada. En menos de cinco segundos estaba rodeada por ocho Thum-Work.
Tenía un aspecto terrorífico, llevaban dicentes de sus víctimas al cuello, y se vestían con su piel, en muchos sitios de esas raras vestimentas se podía ver manchas de sangre todavía.
Su rostro estaba lleno de cicatrices y heridas, al igual que los brazos. Eran totalmente calvos, y tenían los ojos de un color verde oscuro, al contrario que los humanos, ellos tenían todo el ojo de un mismo color; sus orejas eran parecidas a los de los elfos, solo que las suyas tenían muchos cortes.
Eran unos seres de un planeta recondito que Rafunsen conquistó sin que ellos pusieran resistencia, pues pronto se convirtieron en salidas, solo vivían para matar del modo más cruel que se les ocurría.
Ariadna ni siquiera se movió del sitio, cuando le lanzó la daga al Thum-Work que tenía detrás, matándolo en el acto. Como respuesta, los cuatro que tenía en diagonal se abalanzaron sobre ella. Sin el mínimo esfuerzo le pegó una patada al que se acercaba por la espalda, al mismo tiempo que le cortaba el estómago al de la derecha. Entonces se dio la vuelta, paró el ataque de uno de los de su espalda mientras le daba un codazo a otro en la nuez. Con un último movimiento le cortó el cuello al único que quedaba en pie. Los otros tres no se lo pensaron dos veces y salieron corriendo, obligando a Ariadna a usar la magia para recuperar la daga y matar a los que quedaban con vida. Corrió lo más rápido que pudo para alcanzarlos y cuando ya estaba casi encima de ellos, se encontró a una chica en medio del bosque. Se arrodilló para comprobar su estado. No tenía muy buena pinta y la herida de su pierna sangraba mucho. Debido a esto, tuvo que cancelar la búsqueda y llevar a la chica a un lugar más seguro para curarla.

1 comentario:

Dislexia dijo...

Hola, gracias por firmar mi blog, de igualmanera regreso la cortesía y dejame decirte q está muy interezante todo lo q subes, me gustan tus imágenes, tus pensamientos, a mi me fascina la literatura, leer es alimento para el alma, espero q no sea la última vez q nos firmemos, así q estaré pendiente de tus publicaciones.
Saludos ...Mía Báez