Primer capítulo:El bosque maldito

Ella huía a toda prisa por el bosque, aunque sabía que el atracador, no se atrevería a seguirla hasta allí, prefería seguir corriendo. Los latidos de su corazón, y su agitada respiración, hacían tal ruido que no le permitía ni siquiera escuchar sus pensamientos.
Cansada se paró en seco. Empezó a respirar con tal fuerza y agobio, que parecía un perro. Una gota de sudor frío resbalo por su frente hasta llegar a la barbilla, pero ella no se sentía con fuerzas ni para secársela.
Miró a su alrededor. En ninguna otra circunstancia se habría adentrado en aquel bosque. Pues corría el rumor entre los campesinos de que estaba maldito. Se decía que las almas en pena vagaban por él a sus anchas, y que muchas noches se oía ruidos de espadas, gritos de mujeres y lloros de niños. Y es que el bosque tenía pinta de estar sacado de una novela de terror; los árboles eran grandes con ramas muy viejas que parecían brazos, y la corteza formaba lo que parecían caras de ancianos. A la altura de las rodillas había una ligera niebla que la acariciaba con suavidad. ¿Cómo una chica de su posición, emparentada con la realeza, había ido a parar a ese lugar? Su padre era el más importante de esa ciudad. Su casa era enorme, y tenía muchísimas tierras, dos graneros, varios establos y una casa independiente para los criados y los esclavos. La única obligación de ella era ir a fiestas y buscar marido, alguien que estuviera a su altura. Pero, a ella no le gustaba para nada esa vida. Le gustaban las fiestas si, pero todos aquellos hombres le parecían iguales: aburridos, autoritarios, engreídos, mimados…
Pensó que sería mejor empezar a andar que quedarse ahí parada esperando que fueran a rescatarla. Seguramente su padre ya habría echado la puerta abajo del alcalde y tendría a todo el pueblo buscándola, pero nada les haría pensar que se pudiera haber adentrado en aquel siniestro lugar. Llevaría dos horas andando y juraría que no se había movido del sitio, si no fuera porque ya no había niebla y los pies le dolían demasiado. Pensó que sería mejor parar, pero, antes de que su cerebro diera esa orden, la chica cayó al suelo agotada. Se miró su nuevo vestido blanco con bordados color canela que estaba totalmente desgarrado, tenía barro por todas partes y estaba manchado de sangre. Y empezó a sentir un fuerte dolor en la pierda. No recordaba haberse hecho ningún corte. Pero antes de poder comprobarlo se desmayó.

2 comentarios:

MUlliel dijo...

Jenni!! muy mona tu historia... vamos vamos! publica mas!! xD que tengo curiosidad! ay... me canso... estoy perra y... fueeeeno... que te vayas a la mierda,vaya! xD tkkk

Faith dijo...

Marta tu y tus comentarios, no podrias por una vez en tu vida, por uno normalito.......
Y si tu ya sabes como continua q eres qien primero lo lee y a qien pido consejo, ya q tu novio pasa d mi......